Quemaduras de Primero, Segundo y Tercer Grado

 

Causas. Por supuesto puede haber miles de motivos para sufrir quemaduras, desde accidentes leves con un encendedor o cerillo, hasta gravísimos por estallidos de gasolina o gas; desde quemaduras leves de sol, hasta muy graves como las de los bonzos suicidas. La mayoría son provocadas por fuego; pero puede haber quemaduras causadas por agua o aceite hirviendo y peor aún, por metal derretido; las puede haber por derrame de ácidos en la piel o por un caldo hirviendo en la estufa, y pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo, en cualquier lugar y a cualquier hora y pueden ser sufridas por cualquier persona. Todas las quemaduras, grandes o pequeñas, tienen algo en común: arden mucho; claro, mientras mayor el área o más grave la quemadura, mayor el ardor, que puede llegar a ser insoportable y producir desmayos en la víctima.

 

Por su gravedad, las quemaduras se clasifican en tres tipos: de primero, de segundo y de tercer grado. Las de primer grado son las más leves, como las que por lo general ocurren en la cocina al tocar un sartén caliente, o tocar la piel con una colilla encendida; son las quemaduras superficiales de más fácil recuperación. Las quemaduras de segundo grado son más profundas y dolorosas: son las que nos hacemos por tocar brasas ardientes (pero no por caminar sobre ellas en concentración mental) o si se nos cae un poco de agua hirviendo, o si el bóiler nos flamea la cara. En este tipo de quemadura hay ya una destrucción más profunda de la piel interna, y por lo general son de recuperación más lenta. Las de tercer grado son ya de gravedad extrema; son las quemaduras que se puede hacer una persona si le cae gasolina y se prende como tea o si a alguien le cae una olla de agua hirviendo o hay un estallido de gas; en ellas hay una grave destrucción de la piel y los tejidos; peor aún, de los órganos internos.

 

Quemaduras por el Sol

 

Definición: Las quemaduras por el Sol son causadas por la exposición prolongada a los rayos solares de la piel que no está acondicionada para recibirlos. La luz solar contiene, como todas las formas de luz, rayos infrarrojos (que producen calor) y rayos ultravioleta, o rayos UV. Estos últimos son los que provocan las quemaduras de sol. Para protegernos de dosis dañinas de estos rayos, nuestro planeta fue dotado de una capa de ozono que lo rodeaba totalmente. Pero como siempre, y por nuestra inconciencia ecológica, el uso en nuestra civilización de aerosoles, sprays y gases refrigerantes, ha ido acabando con esta capa, adelgazándola cada vez más, y volviendo cada vez más peligrosa la exposición a la luz solar para todos los moradores de este planeta. La exposición continua a las quemaduras solares produce destrucción de la dermis (capa superior de la piel) y la epidermis (capa profunda de la piel) y eventualmente puede conducir al cáncer de piel.

 

Para contrarrestar o disminuir los rayos UV en nuestra piel, existen miles de aceites bronceadores y protectores solares en el mercado, de diferentes denominaciones y grados de protección. A este se le denomina Factor de Protección Solar, o FPS. Así, hay desde bronceadores de FPS 2 hasta ultra protectores de FPS 70. Obviamente, mientras más blanca la persona, más alto FPS requiere, y más adelante veremos por qué.

 

(Extracto del libro “Manual Naturista para Vivir Saludable y Feliz. Una guía completa de 176 afecciones y enfermedades” por Carlos Baca. Con permiso Alecos ®)

 

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